Por Eva Amate.

Carlos Betancourt y Andrés Burbano fueron los ponentes del segundo día. Ambos hablaron de sus trabajos y de sus aproximaciones al mundo museográfico desde sus disciplinas. Posteriormente Peppino Ortoleva complementó ambas exposiciones desde su experiencia.

El primero en exponer fue Carlos Betancourt. Habló de su trabajo en dos salas museográficas: la sala “la vorágine” y la sala “memoria y nación” del Museo Nacional de Colombia y arrancó su presentación con la siguiente pregunta:

¿Puede ser una exposición un medio para detonar un pensamiento crítico? ¿o es simplemente otro medio de ilustración pedagógica de temáticas existentes?

Carlos Betancourt definió su rol en el proceso de diseño de estas salas como “un intermedio entre curaduría (como conceptualizador de información) y museógrafo (como entendedor de la disposición del espacio”.

La sala de “la vorágine” fue un proceso de experimentación a través de cuatro o cinco exposiciones que ensayaban las siguientes preguntas: ¿qué es una exposición? ¿qué significa exponer?

Para Betancourt una exposición es una aproximación crítica, una forma de comunicación que existe en el desplazamiento dinámico del espectador entre espacios (en consonancia con lo que hablaba Peppino Ortoleva el primer día). Con la sobreposición de objetos significantes se pasa de un enfoque de una única visión disciplinar hacia una transdisciplinariedad de capas. Se trata de un espacio abierto a la interpretación del visitante por la libertad de conexión que permite la exhibición.

Por otro lado, la sala “memoria y nación”, reinaugurada en diciembre de 2014, es la primera sala permanente del proceso de renovación que está llevando a cabo el Museo Nacional. Tiene un lugar privilegiado dentro del edificio: la antigua capilla del centro penitenciario panóptico.

¿Qué es un museo nacional? Para responder a esta pregunta, se hizo un proceso de investigación. En su estructura convencional los museos nacionales tienen una organización temática en sus salas permanentes heredadas de los coleccionistas del siglo XIX, sobre todo en Europa. En países de Latinoamérica, este tipo de salas se ordenan cronológicamente desde la prehistoria hasta nuestros días por capítulos históricos.

Teniendo esto en cuenta, para la renovación de la sala memoria y nación, se contó con un equipo multidisciplinar que trató temáticas de manera transversal (marcando una diferencia con el resto de salas de memoria y nación de otros museos) del siguiente modo:

  • Primer piso: territorio
  • Segundo piso: recursos naturales y política
  • Tercer piso: religiosidad

Otra diferenciación fue el recurso de curadurías colegiadas. No hay salas de historia, arte, etnografía o geografía, sino que se plantea un discurso expositivo que se pudiese representar en una estructura horizontal.

Teniendo en cuenta todo esto ¿cómo se diseña y organiza memoria y nación? Esta sala se construye a partir de una narrativa no-lineal y conceptos en capas: sagrado, oralidad y escritura, naturaleza, territorio, geografía, etc. En cada una de esas secciones conviven objetos de diferentes colecciones del museo. Este discurso pretende generar más preguntas que respuestas. Se plantea un mobiliario que integra vitrinas, superficies técnicas, áreas con aplicaciones geográficas. Es decir, el concepto de museo se traslada desde un expositor de obras a un articulador de ideas.

En conclusión, la experimentación en el museo pretende generar una inquietud en el visitante. El carácter atemporal del espacio envuelve al visitante generándole inquietudes, dudas, reflexión. Las narraciones se articulan como un discurso complejo y abierto. Además, la implementación tecnológica se convierte en una herramienta museográfica de comunicación.

La intervención de Peppino Ortoleva en esta primera parte se centró en la convergencia de diferentes roles en el modo de exhibir. Por otro lado, plantea dos posibilidades de organización en el ejemplo de la vorágine: una es la organización de lo que las personas hacen; la otra, de un modo más creativo, la conecta, por ejemplo, con internet y remarcó la importancia de relacionar obras con otros artistas. “La interpretación es la manera de extraer el núcleo de un libro, de hacer nuevas preguntas”.

 

La segunda parte del seminario la protagonizó Andrés Burbano, profesor del Departamento de Diseño de la Universidad de Los Andes, habló de tres proyectos.

El primero fue el “Pabellón Macondo”, país invitado a la feria de libro de Bogotá de 2015 como tributo al mundo de Gabriel García Márquez. Este pabellón partía de la premisa:

¿Se puede materializar un mundo imaginario en un espacio concreto?

Se trataba de un pabellón de 3300 m2 que albergaba obras interactivas que detonaban la imaginación del visitante para adentrarlo en Macondo. Una de las premisas fue el no recurrir a los estereotipos de las obras (como las mariposas amarillas).Era un pabellón altamente interactivo pero con sumo respeto a la obra “cien años de soledad”. Se utilizaron recursos digitales como las pantallas gigantes que obligaron a desarrollar todo un despliegue de control de luz para lograr atrapar al visitante. Se extrajeron objetos de las obras y se dispusieron de tal manera que la gente participara de ellos. Las aplicaciones de sonido (campanas gigantes) permitían que hasta cuatro personas se sumergieran en ellas. Debido a lo liviano del pabellón, se utilizaron estructuras en papel que completaban la estética. En definitiva, éste era un ejemplo de cómo la velocidad y la eficacia se fundían en un pabellón que sólo contó con tres semanas para su montaje y exhibición.

En “Temporary media art library ISEA 2017” se trabajó con el concepto de libros digitales. Este ejemplo es la antítesis del anterior y de cómo, sin apenas recursos económicos se logró sacar adelante la exposición gracias a donaciones de publicaciones. En total se llegaron a recaudar más de doscientos libros y se armó una exposición temporal en Manizales. La estrategia era fusionar biblioteca y exposición y en donde esta fuese un lugar social.

Por último “Media art gallery SIGGRAPH 2018” es una de las conferencias más grandes que hay en imagen por computador y la próxima será en Vancouver en 2018. Andrés Burbano es el art gallery chair y basará su exposición en la obra teórica de Friedrich Kittler. De él extrae conceptos como el de aprender de la arquitectura de la computación para poder montar una exhibición. Cómo esa arquitectura se puede parecer a una colección de archivos y el procesamiento, a una curaduría. Otros de sus intereses para esta exposición es la de poder articular juegos que tengan un alto contenido cultural como Never alone.

La segunda y última intervención de Peppino Ortoleva se centró en los perfiles profesionales y en la dignificación del museo. ¿Cuáles son las competencias de un creador de contenidos? Tradicionalmente serían las de un historiador, un egiptólogo…es decir, un especialista. Hoy en día, ese rol está más enfocado con el de ser “un buen comunicador”. Ser capaz de traducir el contenido en algo que mostrar (muy diferente a ser un organizador). En definitiva, ser un creador de contenidos es todo un reto ya que no se necesita ser un gran conocedor de algo, pero sí un comunicador de esta historia. Siempre pensando en hacer pensar a la gente, no en darles las respuestas.

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